lunes, 14 de julio de 2014

Siempre tengo madre... Nunca es adiós, siempre es hasta luego.


Recuerdo los días en que mi madre aún caminaba por el mismo plano dimensional que yo antes de que su halito vital se transmutara en buena vibra que recorre el mundo, dándole a ella una migración hacía un plano inimaginable y profundo desde donde me gusta pensar que es muy feliz, plena y de repente guía algunas buenas acciones de mi persona para con el mundo y para mí y a veces dirige el Dharma que me corresponde. A veces. 

En esos días no todo era perfecto y muchas veces, incontables en realidad, nuestras similares personalidades chocaban generando explosiones atómicas que extinguían las partículas de oxígeno entre nosotros causando una sensación de asfixia sólo a la vista, periodos prolongados de abandono del uno por el otro o alguna frustrante discusión sin fin donde muchas veces no lograba comprender que en su infinito amor por sus hijos, tan bien era una mujer adulta junto con toda la paradoja que puede acarrear el hecho de ser madre, mujer, profesionista aunado a miles y miles de otras características y personalidades. 

En los silencios y los momentos separados sabíamos que por más largos que fueran (incluyo ese año entero donde no nos dirigimos ni la mirada), algo siempre me decía que mi madre estaría mi lado siempre… Nunca estuve tan equivocado ni tan certero en ninguna afirmación en mi vida. Recogerla del suelo inerte cuando sucedió el beso de la noche eterna ese trágico día de noviembre fue algo helado, tétrico y sorpresivo, pero al mismo tiempo algo esperado que me dejo lleno de incertidumbre, un vacío que se llenó solo cuando entendí, cuando sentí que mi mamá está en cada paso que doy en mi vida y que siento que está orgullosa de mí, pero que además siempre me guía para ser mejor y para intentar hacer algo mejor del mundo aunque sea con el desprendimiento de una sonrisa y un abrazo verdadero, tal cual ella me los daba incondicionalmente.

Todos sabemos que nuestra madre es la mejor del mundo, así que sería tonto competirlo y hacer declaraciones que causen polémica y roces, pero en un pequeño homenaje a ella quiero expresar que hasta en los peores momentos ella siempre era impecablemente hermosa, sonriente, fiestera, platicadora, elegante, amorosa, cariñosa, firme de convicciones, negociadora, divertida, abierta, tierna, creativa, distraída y sorprendente; un cúmulo de maravillosas cosas que evidentemente nunca dejas de extrañar, pero que sabes que está en un mejor lugar… Si, sólo lo sabes, en especial porque la sientes tan cerca siempre que no hay manera de estar equivocado. Es la paz que nace en el descanso detrás un sufrimiento prolongado, un amor ilimitado de cariño sin mesura y una ternura que se profesa en religiosa devoción maternal; es así que nunca me siento sólo y que recuerdo en los momentos más oscuros que siempre me está observando y riega tropiezos en el camino, tropiezos de manos tendidas en mi ayuda que me recuerdan esa afecto tan especial, dibujado en otros rostros y personas, haciendo remembranzas entre sonrisas sobre mi querida madre que estará en mi vida para siempre.

lunes, 23 de junio de 2014

Anoche soñé contigo… (Letras sobre un anhelo sin rostro)



Fotografía de Leo C Sam
Anoche soñé contigo… Sobre como me veías y sentía que me deseabas, sobre la fugaz vida que hicimos, las horas que desperdiciábamos en estar sin hacer nada por el mero hecho de experimentar la proximidad de estar juntos en la ignominia, con tu cuerpo tan cercano al mío. Veía tu rostro tan claro en las penumbras del sueño que sentí que debía tocarlo y besarlo en ese momento antes de despertar, pero al abrir los ojos no podía recordar el contorno de tus labios o el color de tus ojos, la forma de tú cara era difusa entre lo que quería recordar para mantenerte conmigo, entre las disparidad de la madrugada y mis sábanas tan rojas como la hirviente sangre que aun palpitaba por el beso del delirio nocturno en el que nos vimos. 

Ahora despierto y no sé quién eres, no logro encontrar tu cara entre mis recuerdos, pero siento todo el deseo de poder verte otra vez, de que me quites el aliento y me enchines la piel. Extraño sin definir la silueta de tu rostro todo el sabor de tu cuerpo y el olor de tu aliento junto a mi cuello y mis orejas, tus manos conteniendo mis brazos y tu boca sobre mi espalda, mis dedos acariciando tu pelo y la humedad en tus profundos besos con los ojos tan llenos de deseo, deseo por mí. 

Ansío la noche, cada vez más larga y fría para poder verte de nuevo, pues es la única puerta en la que logro encontrarte, pero la pasión fue demasiado fuerte y ahora tu imagen está quemada como una mancha en algún rincón de mi cerebro de donde nunca salen los secretos, ni los amores. 


lunes, 14 de abril de 2014

DEVORANDO CORAZONES...



Sé que el karma existe porque se ha convertido en algo poco más que mi sombra durante un largo periodo de la vida. No sé exactamente como funciona, pero es algo que se basa en la equivalencia  de intercambio, algo del mismo valor debe ser puesto en la balanza para que todo siga equilibrado en el mundo, así que cuando la vida llega a morderte el trasero de manera fuerte, pues ya sabías que iba a llegar, pero no entiendo bien si se gasta en una vida o puedes abonar karma a la cuenta que tiene cada persona por varias vidas más, además de muchos otros ámbitos desconocidos e inexplorados que giran en mi cabeza, versando sobre este particular asunto.
Tampoco sé si tiene que ver con la intención o el dolo o algo similar, pero tengo miedo de pensar que es igual todo el  tiempo, porque mi reciente caminar por la vida me ha enseñado que la contra postura positiva de esta energía vengadora, el Dharma, también se da vueltas de vez en cuando aunque es más difícil reconocerlo a veces. El asunto es que me cuesta más identificar cuando el karma sucede de manera común y corriente como parte del peregrinar por la existencia, como el título que atañe a este lindo post de la semana… Devorar los corazones, y me asusta pensar en las consecuencias de mis actos cuando descubro  que tengo entre los dientes restos del palpitante músculo sentimental de alguna persona, y no dejo de pensar si eso regresará a mí como un puñetazo mientras le doy vueltas en la cabeza.
No soy ningún santo, eso siempre ha sido claro, y las buena intenciones no hacen la diferencia en el mundo, prueba de eso es que me he convertido en un pequeño (o grande dependiendo de a quien le preguntes) devorador de corazones que sin tener ninguna intención de hacer daño termino por comerme a mordidas el corazón de algunos hombres con los cuales siento una profunda simpatía, pero nada más, o el de aquel ex novio con el cual me hubiera gustado que las cosas fueran diferentes, pero no fue así, por lo que terminé comiendo lo que quedaba de su corazón, devorándolo hasta lo más profundo sin disfrutar en lo más mínimo cada mordida y sin dejar rastro de él.
Este fenómeno no es algo que solamente haga yo, sabemos que es muy común y a todos nos han devorado el corazón, descubrí -antes tristemente y ahora no sé si resignado- que es parte natural en la vida, puede gustarte alguien y tú a él no, o simplemente no está listo o lo que sea, y entonces tu corazón se sale del pecho y deja un hueco que se llena con ansiedad de una manera vacía y extenuante que te aprieta desde adentro, pero lo bueno es que nadie se muere de un corazón roto. La pasas muy mal, pues tienes un gran vacío donde antes había una cálida emoción, muchas expectativas (seguramente), algunos sueños, fantasías de variadas clasificaciones desde la AA al estilo Disney hasta algunas de clasificación R que podrían ganar algún premio de cine para adultos, junto con una variedad de colores, sabores y hasta olores. Hay algunos sentimientos confusos, un torbellino raro desde puente de las emociones y ahora… un hoyo, negro, oscuro y desconocido.
Todos se pueden sobrellevar en esta situación, no es el fin del mundo y a todos nos ha pasado o pasará en algún momento, lo importante es no convertir esto en una obsesión, dejar ir las cosas, el amor y la infatuación son cosas tan distantes que hacen parecer a la guerra y a la paz como hermanos gemelos. Deja ir las cosas, tienes que saber que esa persona en algún momento juntó una gran cantidad de características positivas, incluyendo hacerte sentir mejor sobre tu persona, eso no debe ser tan malo, mándale luz y buena vibra, para que pueda seguir su vida y tú la tuya, pues el odio nunca es buena idea, te consume todavía más que el desamor.
Toma un paso atrás, respira hondo, desintoxícate de tu amor de quinceañera  en celo y sigue adelante, no es culpa de nadie, no hay odios de por medio. Toma un poco de distancia combinada con un poco de huevos y unas cucharadas de realidad aderezadas de amor propio y ganas de continuar hacia adelante para que todo recobre su equilibrio. Esto es entendido sobre el hecho de que nadie jugó contigo, las cosas se hablaron claras y no hay engaño de por medio, en cuyo caso contrario ve y patéale la entrepierna y escúpele en un ojo para entonces pasar a la fórmula anterior, pero analiza las cosas, si ahí no hay oportunidad ahí, es porque debe venir algo mejor, empezando porque hay alguien afuera que si se muere de ganas por estar contigo. ¡Aprovecha! Sé libre y no te claves de más e intenta bajo todo motivo (algo por demás difícil en mi caso) dejar el drama de lado, sólo te meterá en problemas y complicará las cosas.
Muchas veces también sucede esta hermosa sensación de estar en un éxtasis de total amor perpetuo con alguien, que en realidad sólo te muestra que el kamasutra es una sutil sugerencia para libros de texto de la SEP, los multiorgasmos son alcanzables todas las veces que te rozan apenas la piel y puede tocar tu cuerpo tan bien como Jimmy Page o Jack White tocan sus guitarras, que también invoca la más gutural y profunda música que puedas hacer desde tu interior, pero la verdad sólo estas bien servido y sí, es complicado dejar eso de lado, pero hay que poner todo el esfuerzo para pasar de ahí, sólo es sexo… genial, increíble, loco, salvaje y maravilloso sexo, pero sólo es eso .
Así que sé honesto, habla siempre las cosas, camina con el corazón en la mano y sin miedos, eventualmente lo comerán, pero seguro tú también devorarás uno accidentalmente, sólo no lo hagas un acto voluntario, vengativo o con dolo. Que nada te detenga porque si dejas de usar el músculo del corazón puede atrofiarse como cualquier otro en tu cuerpo, y para el dolor que pueda causar cualquier efecto colateral siempre tendrás vodka y amigos que te ayuden a pasar el mal rato.  No le tengas reservas a la vida, se muy específico con lo que le pides, cierra tus capítulos y disfruta enamorarte todas las veces, tu corazón crecerá de regreso más fuerte, más sabio y al final te prometo que las cosas resultarán muy bien.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Apachurrar el corazón o Fuck, I think I hate dating


(Dibujo del talentoso Arq. Giovanini)


He sido recientemente reincorporado a las engrosadas filas de los felices solteros, pueden leer la frase con toda la sinceridad o sarcasmo que les plazca y les llene el buche de sonrisas, yo aún no decido como decirlo. El punto es que luego de casi 5 años del claustro de la relación noviera en la que estaba, me ha costado trabajo regresar a las nunca bien aprendidas prácticas de la libertad y sus mieles, ya de cajón, nunca fui bueno en ellas a menos que involucraran la extática experiencia sudorosa proporcionada por el placer sexual entre dos (a veces más) personas. Sí, el morbito rico siempre rodeaba la mística de mi aura y porque no compartirla con quien tenga el ocio y el interés de leerme. 

Rodeado de la felicidad y la emoción por intentar descubrir los secretos del mundo del amor, la libertad y su infinito misterio, caigo en cuenta sobre la pregunta que nada por mi cerebro como pecera diminuta conteniendo un dragón chino. ¿Qué pasa entonces si puedo lidiar con la experiencia del sexo, pero no con los sentimientos, correspondidos o no? La línea que divide ambos mundos es marcada como pocas, pero está hecha de aire para ser cruzada sin ningún esfuerzo real. ¿Qué hago?
Ah pues muy fácil, me tiro al drama y me pongo a beber junto con la dinámica secreción de endorfinas que me da correr de una manera malsana y voraz, pero chicos no lo hagan en casa, esto sólo es para expertos de los cuales obviamente tampoco formo parte, razón por la cual terminamos en malos términos con las resoluciones y las experiencias que podrían ir de bonitas e inolvidables a sólo inolvidables, pero lo cierto es que no me doy por vencido nunca así que le seguimos, hay que hacer callo en esto también, porque después de todo el corazón es un músculo y el amor un ejercicio, así que para volverse un maestro hay que practicarlo también. 

Mi táctica es -como iniciaría un gran poema del gran maestro Benedetti- apachurrar el corazón, vaciarlo de todo su sentir a cada instante para que cada experiencia sea nueva, una entrega completa, emocionante y tan volcada que no me quede espacio para sentir el fallido desazón que provoca el desamor en las quinceañeras, apachurrarlo con toda mi persona y emociones para que pueda pasar del amor a la amistad en un desasosiego del alma, sin moretones o marcas, ni mordidas que necesiten sanar con una botella de ginebra y azotada música, apachurrarlo para mostrar toda la maravilla del sinsentido que ocasiona la diversión histérica e hilarante de convivir a mi lado, llena de colores, lugares, aventuras y pasión… Bueno, eso digo yo. 

Aún no descubro como evitar o ignorar la pintoresca bofetada que te dan las emociones cuando no sabes como declararlas, corresponderlas, aceptarlas y esa linda etapa sobre dejar ir las cosas y continuar. Estoy trabajando arduamente en eso sobre el escenario donde vale la pena tener las conversaciones incómodas, nunca dar nada por sentado y jamás dejar que las cosas se extingan u olviden por el simple hecho de que el tiempo llene el lugar de los huecos provocados por la mente, esa última merece un lindo Fuck no muy fuerte.

Eventualmente le saldrán callosidades al corazón y debo tener cuidado de que no lo vuelvan un coraza y siempre pueda llenarlo de nuevos inventos, inesperado de romanticismo, cariño, risas interminables en una linda dosis de intensidad bien encaminada.




lunes, 6 de enero de 2014

LA FECHA DE CADUCIDAD

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Durante mucho tiempo he podido observar que la fuente del mal que acobija mi vida como un parásito de la piel, yace en la sarcásticamente entretenida falta de visión, tan ciego como un topo al reconocimiento de la obviedad en las situaciones que se presentan ante mi, no sólo como el rey de las malas decisiones que se combinan en una amalgama perfecta con mi otro premio al ser más intenso de la vida. 
Lo evidente e irreconocible ante mis narices, que además descubro sobre la marcha y convivencia con otros entes que comparten esto como un mal común y constante en la vida,  es –léase con tenebrosa, ronca y amenazante voz- la fecha de caducidad, que resulta ser una condición por demás cotizada hoy en día. 
Si, si, la fecha de caducidad, es algo tangible y tan real como la mano derecha que usa la vida para darte unos bellos cabriogolpes para que aprendas que te conviene más y que decisiones son buenas (agradecemos a mi padre por la linda denominación sobre el maltrato correctivo físico facial).  Ésta fecha al igual que la que ves en todos los perecederos ayuda a evitar que te atragantes y mueras en una infección colérica desagradable, solo que en tu modo de vivir, el dolor puede ser emocional y mucho más profundo, con curas mucho más costosas (¿has visto lo que cuesta una buena terapia en estos días?, pfff).
La fecha de caducidad aplica a todos esos bellos eventos por lo cuales estás uniendo tu querida palma de la mano con tu amplia frente en un sonido estruendoso y una cara medio derretida por el arrepentimiento, la duda, la vergüenza o cualquier otro lindo sentimiento poco favorable hacía tus elegidos caminos por los cuales transitas tu vida. 
Estos eventos corren desde un noviazgo, un matrimonio, un trabajo, amistades, relaciones familiares non gratas, carreras,  clases extracurriculares y deportivas, ligues, amasiatos, planes, aplazamientos, confrontaciones, regalos, ilusiones (ésta es vital, me cae), prejuicios enseñados y aprendidos, decisiones financieras, tarjetas de crédito, y cualquier tenue elección que se gobierne en tu vida sobre la cual debas actuar con un dubitativo pensar, aunado a un muy común grado extremo de necedad que difiere mucho de luchar por lo que vale la pena contra lo que sólo combina miedo, orgullo, estupidez y algo de morbito rico para retrasar las cosas inevitables. 
¿Pero como rayos la reconozco? Ahhh claro, yo tengo todas las respuestas y por eso me va re bien. FUCK NO! Nadie tiene la respuesta a eso más que tú, pero puedo darte unos lindos consejos que he recopilado en los últimos años en los que estudio este lindo problema de la vida que me invade con ahínco, pegado a la enjundia en grados definidos por tía Angelina (dios me la tenga en su santa gloria), como ¡un titipuchal! 
Sabes que las cosas deben cambiar y te preguntas cuando es el tiempo. Si te lo estás preguntando comienza a pensar en las posibilidades y si ese cambio vale la pena para un giro de 180 grados. En la generalidad considerar un cambio importante de vida es suficiente para darse cuenta que hay que hace modificaciones drásticas en tu vida. 
Obsérvate. si has cambiado mucho, para mal, seguro es porque algo no está encajando y puedes fingir tu sonrisa tooooodoo lo que quieras, pero si tu propio cuerpo rechaza lo que estás haciendo pues es algo puramente lógico que le hagas caso. De nuevo, si,  si, me refiero a esos 10 kilos (de más o de menos), ojeras, humor que cambia constante, paciencia igual a cero, falta de sueño y demás características que te convierten en un hermoso troll. 
Los hoobys, sólo son eso. Si estás volcando tu energía por completo en una actividad que sólo era meramente recreativa, es porque necesitas tapar otras áreas de tu existir y deambular por la vida con una pared que haga que la muralla china parezca un ladrillo de play doh.
Grow a pair dicen los gringos, que es muy sencillo en el caso de los hombres, pues se baja la mano a la entrepierna y palpas que tus bolas sigan ahí y decides usarlas,  en las chicas esto es meramente simbólico, pero igual funciona. Porque el miedo es la razón más grande para seguir en una situación que está llena de focos, luces y banderas rojas junto al robot gigante que grita histéricamente ¡Peligro¡ El miedo paraliza y te puede dejar ahí por tiempo indefinido hasta que termines haciendo algo verdaderamente estúpido para salir de equis situación o ésta termine por extinguirte y dejarte en el suelo comiendo fango, pensando quien rayos eras tú y como llegaste a ese horrido y deplorable lugar en el que pensabas estar tan cómodo. 
En la exótica y nada milenaria sabiduría que he llegado a reclamar como mía en este espacio cibernético, te dejo esta coqueta canción que a mi me recuerda varias veces lo cerca que estuve de perecer ante varias situaciones donde vagaba sin rumbo. No te apures si aún no encuentra ese camino pues fácil perderlo y muy difícil encontrarlo, pero siempre ten muy en mente quien eres, ten determinación de aceptarlo y disfrutarlo y muuuuy importante. Aprende a leer de manera clara la fecha de caducidad, te puede salvar la vida.